DAR UNA OPORTUNIDAD A LOS NIÑOS DESFAVORECIDOS

Viajamos a Tailandia. A Paksong, para ser exactos. Una comunidad rural en medio de la selva tropical en las colinas de Phato, muy cerca de la localidad costera de Ranong. Allí, Rosalie Tieges, Ingrid van der Straten e innumerables voluntarios locales atienden a cientos de niños que quedan fuera del sistema de atención y educación disponible, ayudándoles con becas, uniformes escolares, dinero para el almuerzo, cirugías, fisioterapia, alimentación por sonda, varios programas educativos y lo que haga falta. Muchas veces se trata de niños con discapacidades o problemas socioeconómicos.

El amor no tiene límites

“Hace casi 20 años fui enviada a Tailandia como voluntaria,” comenta Rosalie, fundadora de la fundación Thai Child Development Foundation (TCDF), “y pude trabajar en innumerables proyectos maravillosos. Era un trabajo increíblemente gratificante, aunque muchas veces me di cuenta de que las cosas podían ser diferentes. Además, no solo me había enamorado del país y su gente, sino que también una persona me había robado el corazón. Razón más que suficiente para quedarme, por lo que, con el apoyo de Ingrid y algunos voluntarios tailandeses, puse en marcha la fundación. Porque aunque Tailandia se está desarrollando a un ritmo rápido, en general las oportunidades rurales son escasas.”

¿Qué hace la fundación TCDF exactamente?

La fundación TCDF ayuda a niños con limitaciones físicas, de desarrollo o de aprendizaje, pero también a niños que crecen en la pobreza extrema o se enfrentan a problemas sociales. “Los profesores locales en las escuelas rurales son nuestros ojos y oídos,” cuenta Rosalie. “Nos avisan si, por ejemplo, un niño no asiste a clase, no lleva comida o tiene moratones. Cuando recibimos un aviso de este tipo, un miembro de nuestro personal de atención domiciliaria empieza a trabajar, en estrecha consulta con las autoridades locales y los padres o cuidadores, para ver cómo podemos ofrecer una ayuda a medida. Puede ser apoyo en forma de ayuda al estudio, pero también atención médica o alojamiento temporal en casa de otra persona de la familia o la comunidad local."

De la pobreza a la universidad

La fundación prefiere no separar a los niños de su familia y hace todo lo posible para que crezcan en su propio entorno. En todos estos años sólo ha habido una excepción a esa regla, muy al principio. Rosalie: “Un monje me habló de Dau, una niña de dos años, y de su hermana pequeña. La madre hacía tiempo que había desaparecido y el padre había sido condenado a cadena perpetua y estaba en busca y captura. Una situación calamitosa, sobre todo porque los niños se encontraban en una situación de abandono considerable.

Dado que entonces todavía no teníamos nuestras fuertes redes en los pueblos y no pudimos encontrar un hogar de acogida, los acogí yo y les di cobijo en mi corazón. A lo largo de los años hemos ido reconstruyendo el contacto con la madre hasta llegar a la coparentalidad conmigo. Ahora Dau ya tiene 19 años, obtuvo la nota más alta de la clase al terminar sus estudios secundarios y ha empezado a estudiar Comercio Marítimo en la universidad. ¡De lo que me siento increíblemente orgullosa!”

¿Cómo puede ayudar a la fundación TCDF?

Por supuesto, las donaciones son siempre bienvenidas e incluso una pequeña cantidad puede suponer una diferencia esencial para un niño tailandés. La fundación siempre busca voluntarios que participen in situ o desde casa (online). Y por último, la fundación alquila pequeñas casas de vacaciones a orillas del río. Además de la impresionante naturaleza y jardines, hay playas desiertas y parques marinos nacionales a tiro de piedra. Se organizan numerosas actividades y excursiones, hay un restaurante y una tienda y diariamente se imparten clases de yoga y otros talleres. Todo lo recaudado se destina a la escuela para niños con dificultades de aprendizaje y a la formación profesional de jóvenes discapacitados. Y así la fundación podrá a su vez crear empleos justos para jóvenes discapacitados. Vacaciones con fines benéficos, por así decirlo, pero sin el terrible turismo de orfanato.

 

www.thaichilddevelopment.org